Cuidado de techos metálicos: 6 consejos para alargar su vida útil

Cuidado de techos metálicos: 6 consejos para alargar su vida útil

Cuando instalas techos de aluzinc, estás apostando por un material resistente y de gran desempeño. Sin embargo, para que mantenga todas sus propiedades por mucho tiempo, necesitas aplicar rutinas de mantenimiento que eviten daños tempranos y reparaciones costosas.

El cuidado de techos metálicos implica acciones regulares que te ayudan a conservar su durabilidad, buena apariencia y seguridad. Con prácticas simples, podrás alargar su vida útil y evitar complicaciones. En este artículo, descubrirás 6 consejos prácticos para tenerlo en perfectas condiciones. ¡Sigue leyendo!

1. Realiza limpiezas periódicas en tu techo

Un techo limpio siempre luce en mejor estado. La acumulación de hojas, tierra o escombros hace que la humedad permanezca sobre la superficie y favorezca la corrosión. Si lo lavas con agua y un detergente suave al menos dos veces al año, podrás preservar la capa protectora e impedir daños prematuros que generen gastos innecesarios.

Ten en cuenta que la limpieza de canaletas en techos metálicos es igual de esencial. Cuando se obstruyen, el agua se acumula, provocando filtraciones en juntas y dañando la estructura. Por eso, retirar ramas y otros residuos antes de la temporada de lluvias asegura un flujo adecuado y protege tanto las láminas como las paredes y cimientos.

Además, usar las herramientas correctas garantiza buenos resultados. Puedes usar cepillos de cerdas suaves y, para residuos difíciles, una manguera con presión moderada será más que suficiente. Eso sí, evita productos abrasivos que dañen el recubrimiento. 

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2. Protege la superficie contra la corrosión

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La protección contra la corrosión en techos es esencial para preservar la integridad de las láminas. La humedad y los contaminantes favorecen la aparición de óxido, debilitando el metal con el tiempo. Con pinturas o cubiertas anticorrosivas, creas una barrera que impide el paso del agua y retrasa el deterioro, reforzando la resistencia estructural.

Si vives cerca del mar o en zonas con lluvias constantes, la sal y la bruma aceleran el desgaste del metal. Revisa el recubrimiento antes y después de temporadas intensas, prestando atención a señales como descamación o pérdida de brillo. Ante esos indicios, vuelve a aplicar productos diseñados para ambientes marinos y refuerza la durabilidad.

Una buena preparación empieza limpiando la superficie, retirando óxido y aplicando una imprimación adecuada. No mezcles selladores o pinturas incompatibles, ya que afectan la adherencia. En proyectos de mayor tamaño, contar con apoyo profesional asegura un acabado uniforme y con el espesor correcto.

3. Adopta hábitos para conservar tu techo en buen estado

Existen acciones sencillas que te ayudan a cuidar tu techo sin utilizar productos adicionales. Por ejemplo, evita caminar sobre las láminas, pues el peso concentrado puede deformarlas. En caso de ser necesario, coloca tablas que repartan la carga y reduzcan el riesgo de abolladuras para que la superficie se conserve firme por más tiempo.

Asimismo, es importante podar los árboles cercanos. Las ramas que llegan a rozar el recubrimiento pueden rayarlo, retener humedad y atraer insectos o aves que generan suciedad adicional. Con este mantenimiento periódico, mejoras la ventilación alrededor de tu vivienda y minimizas el riesgo de daños en la estructura metálica.

Después de tormentas o lluvias intensas, dedica unos minutos a revisar los tornillos y las uniones, debido a que el cambio constante de temperatura hace que el metal se expanda y contraiga, aflojando en ocasiones las fijaciones. Al detectar piezas sueltas y ajustarlas en ese mismo momento, mantienes la cubierta estable.

4. Repara de inmediato las zonas oxidadas

Las manchas marrones o rojizas son señales claras de corrosión y no debes pasarlas por alto. La reparación de techos metálicos oxidados debe hacerse de inmediato para impedir que el deterioro avance, porque cada día la humedad continúa penetrando y debilitando el material.

El procedimiento más efectivo consiste en raspar la parte afectada, aplicar un convertidor de óxido y sellar con pintura anticorrosiva. De esta manera, se detiene el deterioro, se refuerza la superficie contra la humedad y se prolonga la resistencia de la estructura.

Si el daño es más grave y encuentras perforaciones, lo mejor es reemplazar la parte afectada. Aunque debas asumir un gasto, esto contribuye a que el desgaste no se extienda a otras zonas. Recuerda que atenderlo a tiempo siempre resulta más económico que tener que cambiar grandes secciones o toda la cubierta metálica.

5. Refuerza el sellado de las juntas

Las juntas son puntos vulnerables por donde el agua puede filtrarse y causar daños internos. Para prevenirlo, puedes usar los selladores Sikaflex, que ofrecen una unión resistente y flexible. Con este refuerzo, proteges la superficie contra la humedad y resguardas el recubrimiento y los espacios interiores de tu vivienda.

Del mismo modo, revisa su estado al menos una vez al año. Si notas grietas, desprendimientos o pérdida de adherencia en el material sellador, aplica de nuevo el producto de inmediato. Esta tarea no representa un gran gasto y previene filtraciones, manchas en las paredes y averías en las instalaciones eléctricas.

El sellado de juntas en techos metálicos también contribuye a prolongar la vida útil de la cubierta. Cuando los puntos de encuentro se mantienen firmes, la instalación resiste mejor las lluvias intensas y los vientos fuertes, disminuyendo las reparaciones frecuentes.

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6. Acude a especialistas cuando sea necesario

Aunque gran parte del mantenimiento puedes hacerlo tú mismo, hay casos en los que conviene acudir a expertos. Si detectas deformaciones, goteras recurrentes o daños de mayor alcance, un técnico podrá evaluar el estado de tu techo y aplicar la reparación necesaria con más seguridad y precisión.

Los profesionales cuentan con herramientas y experiencia para trabajar en altura, reducen el riesgo de accidentes y dominan los productos más adecuados para cada necesidad. Al contar con su ayuda, te aseguras de que cada intervención se realice con los estándares correctos desde el inicio.

Por último, acudir a especialistas es útil para programar revisiones periódicas. Con visitas técnicas, podrás detectar problemas antes de que se conviertan en gastos mayores. 

El mantenimiento preventivo de techos metálicos es un hábito que garantiza la durabilidad, el ahorro y la seguridad de tus espacios. Este cuidado de este elemento esencial de tu vivienda representa la mejor forma de proteger tu inversión y tu bienestar. Con constancia y atención, tu estructura mantendrá su función durante muchos años.

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